Fruto:
Baya ovoide-oblonga, piriforme o casi cilíndrica, grande, carnosa, jugosa,
ranurada longitudinalmente en su parte superior, de color verde amarillento,
amarillo o anaranjado amarillo cuando madura, de una celda, de color anaranjado
o rojizo por dentro con numerosas semillas parietales y de 10 - 25 cm o más de
largo y 7-15 cm o más de diámetro. Las semillas son de color negro, redondeadas
u ovoides y encerradas en un arilo transparente, subácido; los cotiledones son
ovoide-oblongos, aplanados y de color blanco.
Clima:
La humedad y el calor
son las condiciones esenciales para el buen desarrollo del papayo. Requiere
zonas de una pluviometría media de 1800 mm anuales y una temperatura media
anual de 20-22 ºC; aunque puede resistir fríos ligeros, si no tiene la cantidad
suficiente de calor, se desarrolla mal y los frutos no llegan a madurar. No se
debe cultivar en áreas propensas a heladas o a temperaturas por debajo de la de
congelación ya que éstas provocarían la muerte del vegetal. Las noches frescas
y húmedas ocasionan que la fruta madure lentamente y resulte de mala
calidad.
En
cuanto al viento, lo soporta bien ya que su tallo es muy flexible y a él se le
unen los pecíolos de las hojas y los pedúnculos de las flores, siendo difícil que
se desprendan. Los fuertes vientos pueden dañar algunas hojas pero no flores ni
frutos.
Suelos:
El papayo se desarrolla en cualquier
tipo de suelo siempre que sean suelos ligeros, fértiles (ricos en humus),
blandos, profundos y permeables.
Al tener sus tallos y raíces blandos y esponjosos, no deben cultivarse en terrenos demasiado húmedos y compactos con mal drenaje, ya que se pudrirán las raíces.
Al tener sus tallos y raíces blandos y esponjosos, no deben cultivarse en terrenos demasiado húmedos y compactos con mal drenaje, ya que se pudrirán las raíces.
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